En el auditorio de la Universidad Austral, el Polo Educativo Pilar organizó la conferencia “Del alumno a su familia” a cargo del Lic. en Psicología Matías Muñoz
Durante dos horas, los docentes y directivos asistentes escucharon y dialogaron con el conferencista a fin de mejorar la relación escuela – familia.
El eje de la charla fue la relación escuela-familia, una relación que puede estar en crisis por la crítica mutua: familias que critican a las escuelas y escuelas que critican a las familias poniendo ambos la responsabilidad fuera.
“Es importante pensar que ambos (escuela y familia) están ante la misma incertidumbre frente a estos nativos digitales que generan muchísimo desconcierto. Hay que ver cómo hacemos un trabajo de cooperación generacional donde nosotros (padres y docentes) podamos ayudarlos a ellos en algunas cuestiones que nos salen mejor, como la tolerancia a la frustración y podamos aprender de ellos (hijos/alumnos) algunas cuestiones que a los nativos digitales les sale mejor como la creatividad o la flexibilidad”, aseguró Muñoz.
El especialista, del staff de la Universidad Austral dentro de su Escuela de Educación, indicó que “hay que pensar que nos estamos enfrentando a una revolución como si hubiera aparecido la imprenta, una de las revoluciones más fuertes en la era de la cultura porque lo que cambia es la manera de aprender y la realidad cambia más rápido que las formaciones docentes. Entonces tenemos que ver cómo nos adecuamos a la nueva realidad”.
Al respecto, dice que “es difícil el cambio porque hemos sido formados de una manera y en en una época cultural diferente; entonces hay que desandar un poco eso que hemos adquirido para afrontar algo nuevo y eso genera mucha incertidumbre tanto en padres como en docentes y eso hace que uno se arraigue en lo que uno conoce y supuestamente el alumno se tiene que adecuar al docente y en esta situación los chicos están haciendo muchos síntomas en el aprendizaje que son síntomas que no son necesariamente cognitivos”.
Ampliando este concepto, de los síntomas que aparecen para “llamar la atención”, Muñoz agrega que “no tienen que ver con las capacidades para pensar sino con lo emocional, lo que genera ansiedades en el aula, fobias escolares, depresión en la infancia, enorme baja autoestima para aprender y chicos que la psicopedagoga evalúa cognitivamente y están bien pero tienen fracasos escolares. Entonces parecería que hay que mirar lo emocional y lo vincular”.
Aquí Muñoz explica que el aprendizaje no es solo cognitivo, sino también emocional y relacional. “Si cambiamos la mirada en el vínculo, ese vínculo cambia el aprendizaje, favoreciendo o perjudicándolo. Es bueno destacar que las buenas relaciones protegen el cerebro. El vínculo mejora el aprendizaje. El apego es muy poderoso para aprender”, agrega.
Entonces, en estas situaciones, Muñoz indica que “el alumno está bien en lo cognitivo, el chico abstrae, tiene memoria, lenguaje, pero el chico fracasa en la escuela. Entonces hay temas motivacionales y temas vinculares tanto en la familia como con el docente que obstaculizan el proceso”.
“Nuestros alumnos nos gritan Yo no soy como uds, “mi mente funciona diferente, yo aprendo de otra manera“. Hay que reconocer que la realidad cambia más rápido que nuestras capacitaciones. “Tenemos que mirarlos con otros ojos para saber cómo se aborda el mundo digital en el aula e ir “probando””, recomienda.
Otro tema que se abordó fueron los cambios de “orden” en la familia. “Lo preocupante no es que cambie el formato sino que cambie el orden. Una cosa es que haya papá y mamá, juntos o separados, familia monoparental, etc. Pero cuando se invierte la simetría y el hijo educa al padre, o el hijo tiene poder, o el hijo es el rey de la casa y el padre ha perdido la autoridad, ahí hay una disfunción más allá de las formas”.
“Ese cambio se debe a cuestiones culturales de crisis de identidad en los adultos. Nos cuesta estar en nuestro lugar de adultos”, dice Muñoz.
Es importante tener en cuenta que “en la pelea padres-docentes, perdemos los docentes ya que los alumnos pasan con nosotros un rato y el resto del día con su familia, por eso es importante el consenso. Antes estaba claro que padres y escuela estábamos para lo mismo, ahora hay docentes que tienen miedo de la reunión de padres”.
En cuanto al futuro, Muñoz asegura que “parecería que el siglo XXI nos pide habilidades blandas, emocionales, como la inteligencia emocional o la flexibilidad en el liderazgo o la compasión, la empatía, y esto no se da en la escuela o se da poco”.
Por eso, “cuando una relación no tiene el mismo foco pierde eficacia. Si los padres mandan al colegio a los chicos por una cosa y los docentes quieren a los chicos para otra hay un conflicto. Si lo que queremos es que los chicos tengan información en la era de la información en la cual los chicos están saturados de datos, vamos a estar en problemas. Hay que enseñar procedimientos, competencias, y no tanto contenidos. Los contenidos tienen que estar pero tiene que haber otro tipo de manejo de contenidos para evitar que el chico haga ansiedades por estar con la mente tan llena de información”, amplía el psicólogo.
Este diagnóstico se da tanto en la escuela publica como en la privada, es transversal a las clases sociales según indica Muñoz.
“La solución, en principio es que la escuela y la familia dialoguen mucho para establecer una alianza y un foco en común que es la crianza de los chicos. El niño está en el medio de una crítica familia-escuela y eso le dificulta también aprender. Lo primero es establecer nuevos focos de consenso para que el chico sepa que los adultos tenemos el mismo respaldo y tenemos el mismo foco y queremos lo mismo para él”, finaliza Muñoz.
Acerca de Matías Muñoz
El Lic. Matías Muñoz realizó una especialización como terapeuta sistémico relacional en la Fundación Familias y Parejas, en el Instituto Argentino de terapeutas sistémicos relacionales (2006-2008). También, realiza capacitaciones a docentes en organizaciones educativas y brinda talleres y charlas para padres en organizaciones educativas y empresarias.
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